09.03.2022

Prova i error

La compañía de Unos abrazos insoportablemente largos ha empezado a ensayar en el Local 3, el espacio de ensayo del Teatro La Biblioteca. Es un espacio relativamente pequeño, de techo bajo y una única ventana que da a la Plaza de la Gardunya. Hace frío, a pesar de las estufas. En otro momento, sería un espacio difícil para ensayar, pero en este caso, es un escenario ideal para esta obra opresiva, extraña, donde los personajes quieren escapar de una vida que no les satisface. El texto de Viripayev da muchas indicaciones de lo que hacen los personajes, pero no dice nada de cómo debe ser el espacio. Habrá que imaginarlo todo, habrá que llenar este espacio vacío.

Paula Malia es Monica. Monica siente el impulso y cae al suelo. "Así, haz como que el impulso es tan fuerte que caes", le dice Ferran y cae al suelo con ella. Alba Pujol, Martí Salvat y Joan Solé siguen de pie.

Los actores y actrices de ese texto hablan desde tres voces. Su personaje, el actor-narrador y una voz que les habla desde el más allá. Qué o quién es esta entidad es algo que deberemos averiguar a lo largo de la obra. A veces es un punto azul, a veces un delfín, a veces… ¿un ser de otra galaxia?

Martí es Charlie. Habla como Charlie y habla como el narrador, están buscando cómo hacer las pausas. Que entre y salga del personaje. No es fácil, hay que encontrar el punto entre una voz y otra, mientras su personaje se hunde. “Quédate aquí”, le dice Ferran, “quédate en la mierda, Charlie está hundido, quiero que te quedes hecho una mierda. Luego saldrás a correr”.

Ensayar es probar, intentar. Ir adelante y atrás, volver al principio, seguir, empezar de nuevo, probar un gesto, cambiar de tono, cambiar de gesto, añadir una silla, sacarla. Moverse y permanecer quieto, gritar y hablar más bajo, desde un sitio y desde otro. Paula, Joan, Alba y Martí lo vuelven a probar, dos páginas sólo. “Cinco páginas de este texto son como 15 de un texto normal”, dice Alba. “Cuando coges velocidad, la historia avanza delante de ti de forma brutal”, añade Ferran. La dificultad es ir entrando para encontrar el ritmo.

Hay que vivir Unos abrazos insoportablemente largos antes de poder interpretarlo, tal vez. Saber dónde va el texto para saber cómo decirlo. Y pensar cómo romperlo, cómo salir de él, y cómo adaptarlo a un espacio fabuloso como la nave gótica, un espacio parado en el siglo XV que ha vivido mil vidas en estos 600 años y que pronto acogerá cuatro más . Las vidas de Charlie, Amy, Krystof y Monica.

 

Leer más

Contenidos relacionadosVer más