Hamlet

¡Ahora queremos hacer un Hamlet!

El viaje que La Perla 29 ha realizado dentro del mundo teatral de nuestro país ha sido de alguna manera poco convencional. De todos modos, nos gusta pensar así. Desde nuestro rincón hemos podido crecer tranquilamente, en equipo y con convicción. Hemos hecho lo que hemos querido, llegando a un acuerdo con un público creciente y fiel, y manteniendo vivo el eterno conflicto entre la realidad y lo que se llama "sistema teatral". Un sistema teatral que amamos, porque es nuestro, pero que también queremos mejorar. Durante estos primeros ocho años de vida, La Perla 29 ha ido construyendo un sólido equipo de trabajo y un espacio físico que ha sabido, creemos, generar un espacio cultural dentro de este sistema del que hablamos: un espacio singular en el imaginario colectivo.

Desde nuestra libertad hemos tomado los textos que más nos han gustado, y sin complejos hemos hecho lo que nos ha apetecido. Hemos usado los elementos que hemos considerado convenientes en cada momento para decir exactamente lo que queríamos. Y estamos contentos, porque durante los últimos años hemos tenido la suerte de conocer de cerca El Misántropo, El tío Vania, Antígona... y también El Rey Lear de Shakespeare. Y en Shakespeare hemos encontrado la libertad. La libertad total, dentro de la "mesura" extraordinaria de sus versos y las situaciones que plantea.

Ahora. Hoy. Creemos, nos atrevemos a pensar, ¡que podemos hacer un Hamlet! Da miedo y sobre todo, impone respeto, pero al mismo tiempo, nos llena de una loca ilusión. Es la sensación de volver a empezar; de mirarlo todo de nuevo y verlo diferente. Creemos que si esperamos demasiado, ya no seremos lo suficientemente jóvenes para atrevernos, como nos ha pasado con Lear o Vania.... y al mismo tiempo, empezamos a tener una edad que nos permite sentirnos capacitados y con ganas de jugar con Hamlet.

Para nosotros es ahora el momento. Estamos listos para la batalla. Y, entonces, recordamos a Papasseit: "Cada herida, la sangre de un poema". El poeta habría sido amigo de Shakespeare y de Hamlet, seguro. ¡Nada es mezquino, ni ninguna hora es oscura! Y es que el teatro no puede ser algo oscuro, vigilado por gente poco generosa, tortuosos de la alta cultura, salvajes o retorcidos. El teatro se debe hacer con ganas, y no podemos perder de vista que son los personajes quienes dudan y no los actores. Los actores bailan, cantan, recitan, lloran, beben cerveza y hacen una fiesta frente a los espectadores. Se muestran contentos porque se sienten libres gracias a Shakespeare. Y así es como nos sentimos, más libres, más humanos, y todo nos parece posible y maravilloso; y cuando no lo es, lo es por un momento, porque: "cada herida es la sangre de un poema, de una nueva escena, de un nuevo impulso."

Oriol Broggi