L’oncle Vània
De Anton Chéjov, Dirección de Oriol Broggi
L’Oncle Vània, o la dignidad del perdedor: así se podría haber subtitulado este texto deslumbrante. Poco a poco vemos cómo sus personajes se van engrandeciendo a medida que, primero con dificultad pero luego serenamente, van aceptando su destino como personas "subalternas". Es una aceptación fruto de la lucidez sobre el estado de las cosas y no de la resignación ante la impostura (y toda victoria lo es). Esta mirada es la que mejor ayuda a comprender lo que se vive y se sufre, y puede dar sentido a nuestras pobres vidas (¿qué sentido?, se pregunta en una carta Chéjov: "el mismo que la nieve que ahora cae"). De hecho, esta lección moral puede llegar incluso a ser más grandiosa que la de la propia Antígona, más solemne e histriónica.
Nos hemos ido enamorando de estos personajes que hoy os mostramos. De ellos aprenderemos que solo queda, al final, el trabajo sin premio, la compañía mutua y la naturaleza que nos rodea: la "sagrada vida del árbol" -como diría Espriu-, la protectora sombra del terrón del que nos habla el lied de Schubert.
De
Anton Chéjov
Dirección
Oriol Broggi
Con
Ramon Vila
Rosa Gàmiz
Màrcia Cisteró
Jordi Figueras
Enric Serra
Jesusa Andany
Joana Palau
Fernando Sarrais
Concejal y músico
Marc Serra
Espacio y sonido
Oriol Broggi
Vestuario
Marta Pelegrina
Iluminación
Pep Barcons
Producción ejecutiva
Míriam Alagarda y Blanca Arderiu
Dirección de producción
Bet Orfila
Una producción de La Perla 29
Hay un hombre, en un jardín de una gran casa antigua, en medio de bosques, como la de unos parientes lejanos venidos a menos, que deja escapar su vida como si estuviera permanentemente mirando una puesta de sol. Este hombre está con su sobrina, y trabajan juntos, no muy cómodos, no muy infelices, no demasiado aburridos.
Este hombre y su sobrina son nuestros héroes: buena gente, gris y mediocre. Y los demás, la gente que pasa por la casa, son sus amigos, pues se quieren y se pelean.
El amor no correspondido les lleva a hablar de sus vidas, de cómo se dejan arrastrar y todos, como Vania, ven cómo su vida se escapa, lentamente. No pueden hacer nada al respecto, no saben más. Y quizás eso sea todo; simplemente, eso.
Me maravilla que tal Chejov supiera escribir estas cosas, tan bien dichas.
Desde La Perla 29 tenemos muchas ganas de acercarnos a todos vosotros a través de este magnífico texto.
Es un placer intentarlo.
Oriol Broggi
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