Tartufo, o el impostor

La acción de Tartuf o L’Impostor, tiene lugar en un único escenario: un salón, o distribuidor, de la mansión burguesa de Orgon en París. Un espacio singular, con suelo y paredes de madera; un material antiguo, trabajado, desgastado: de una casa antigua o un teatro viejo, que, ante todo y sobre todo, ha sido intensamente vivido. En este espacio limitado y cerrado encontramos a nuestros personajes de la antigua comedia de Molière. Un espacio para toda la vida, para un texto de toda la vida. Sin embargo, algo ha cambiado. Los actores son vivos, actuales, muy cercanos. El lenguaje también ha evolucionado: es el catalán que se habla en la actualidad. La interpretación del espacio, de los personajes y de su texto, se hace desde el presente, el año 2000. El espacio se nos muestra en su esencia. Los personajes muestran similitudes claras con los personajes contemporáneos. Conocemos a los actores, los hemos visto en varias comedias, en las calles e incluso en la televisión, que hoy día parece más real que la realidad misma.

Una coproducción de Festival Grec 2000, Versus Teatro y Teatro el Pasadizo