28 i mig

Hay una sensación de necesidad de aire que te lleva a pensar en un nuevo espectáculo, una sensación de abrir ventanas para mirar al horizonte que se dibuja en el fondo. Y entonces saboreas la duda que te viene mientras piensas: ¿es real lo que veo? ¿Es imaginado? ¿Quizás está pintado? This is the question. Questa è la grande maggia...

A menudo nos ocurre que al abrir las ventanas de nuestro pequeño teatro encontramos los cielos pintados de Fellini, las nubes de Orson Welles o de John Ford, las preguntas sin respuesta de Pasolini, el juego de cejas de Marcello Mastroniani, o los cuerpos extravagantes de tantos actores y personajes...

Cuando hablamos de la magia del cine o de la magia del teatro, hablamos de la magia de la vida. En realidad, cuando abrimos las ventanas, lo que más nos gusta ver es algo que nos lleva a la cabeza los versos de Verlaine “La vie est là simple et tranquille”: una clara mañana de verano o un agradable cielo de puesta de sol sobre el mar tranquilo. Y a partir de aquí haremos lo posible por hacerlo llegar a los espectadores, a través de nuestro lenguaje de teatro.

Éste es nuestro trabajo y nuestro oficio. Mirar a las estrellas, enamorarnos, y después intentar evocarlas dentro de nuestro particular espacio de magia. No es fácil hoy en día, pero las estrellas siguen allí donde siempre han estado y quizás nos miran y ríen por nuestro intento de reconciliar ideas y personas, haciéndolas reencontrar. 28 i mig es un saco roto de poemas e imágenes, un juego diferente, una mirada inventada, un fuego nuevo, que hemos encontrado necesario.

Hemos querido hacer un espectáculo que de alguna forma signifique un punto y aparte en nuestra trayectoria y que a la vez nos permita revisitar todos nuestros referentes. En este tipo de psicoanálisis colectivo entre nosotros mismos y nuestros espectadores, homenajeamos al mundo de la ficción, del teatro, del cine y del arte en general, y lo hacemos a través de la fascinación por Italia y de la mirada siempre lúcida de Federico Fellini.

Partiendo de esto, hemos articulado un espectáculo tomando imágenes, palabras, situaciones diversas y de varios autores. Buscando sus conexiones y borrando sus fronteras. Ligándolas y relacionándolas en un remolino de fantasías que se aceleran en un espiral apasionante, como las películas de Fellini, donde se proyectan las dudas inherentes a la creación artística, la crisis vital y personal, la búsqueda de la felicidad a través del arte, la infancia como motor del pasado o la necesaria aceptación de la muerte.

28 i mig quiere ser una mirada de la vida, del arte que mira la vida y de las dudas de ambas cosas, mezclando con insistencia formas y fondo. Un espectáculo que quiere ser una fiesta para los comediantes y, esperamos, para los espectadores.

Oriol Broggi