Bolcheviques

En estos tiempos que hemos construido, que nos ha tocado vivir o que nos han dejado en herencia, muchos movimientos sociales se plantean qué podemos hacer para salvarnos. Para salvar el planeta, las personas, las relaciones sociales, las creencias, los valores... Todos ven el mundo a su manera y quieren solucionarlo como tal.

BOLXEVIKS busca la coherencia, la busca para diseccionarla y encontrar el punto esencial del planteamiento de la obra: ¿qué significa ser coherente? ¿Coherente con quién? ¿Con qué? ¿La idea en contra o a favor de uno mismo? ¿Aprender o no a prescindir de ciertos aspectos a favor de una idea común? ¿Compromiso es sacrificio? Quizás una idea común nunca será coherente con un individuo que, al fin y al cabo, es eso, un individuo. Y no una comunidad. Y quizás sin un pensamiento global nunca nos convertiremos en seres sociales, sociables y respetuosos.

Quizás todo es cuestión de ser valiente o cobarde. O quizás no. Y como actriz joven que soy, y sin querer poner por delante en el montaje unos conocimientos sociales o filosóficos muy grandes en mi bagaje, apuesto por la mecánica de los actores, por los tres personajes principales. Por sus relaciones, miedos y actitudes ante una simple pero no sencilla pregunta: ¿la fidelidad a una ideología es compatible con nuestra vida social, profesional y espiritual?

BOLXEVIKS es un texto que adoro y admiro, porque me siento identificada como actriz, parte integrante de la Compañía Solitaria y como persona. Y porque esta "tragicomedia revolucionaria" es la carta de presentación definitiva de nuestra compañía: donde todo se discute, se argumenta y se cuestiona. Agotador pero realmente gratificante. Y con todo esto veo que no puedo dejar de hacer preguntas. Lo siento. Respondan y sálvenme. ¿Pero salvarme de qué?

Júlia Barceló