Una giornata particolare

"En aquel tiempo aún vivíamos en Nápoles"... y entonces siento un nudo en el estómago. Porque en esta obra nada se dice claramente, todo va saliendo, poco a poco, como en el buen teatro, a través de los matices de los actores, los sonidos, las luces, una música, un suéter, un trozo de madera, una prenda tendida... Una frase como esta, que me lleva a casa de los Cupiello, sin que ellos lo sepan, me hace llorar. Y observo cómo Pablo escucha, y cómo Clara llora, y Màrcia a mi lado, esperando aparecer en escena. Y soy feliz. Este poderoso mundo del cine, confundido con el mundo del teatro, conmoviendo nuestras vidas, épicas de lo cotidiano, de lo miserable, de "...tan pobres como somos". Sí, hemos vuelto con vosotros, amigos, para contaros esta nueva historia, y todos estamos contentos y felices, y tristes y desesperados al mismo tiempo.

Oriol Broggi