Caïm i Abel

Me pidieron desde La Perla que escribiera algunas palabras sobre Caím y Abel. Es difícil describir lo que uno escribe, porque en este momento estoy en medio de la historia. Embarrado hasta las rodillas. Rodeado de personas que comen, duermen y se quejan ante mí. Caím y Abel es ahora una historia que crece y me devora. Pero puedo decirles que hay un guardia de seguridad apuntando con un arma a un hombre. Está oscuro y hace frío. Estamos en una playa. Hoy. En una frontera. Es la primera vez que ambos hombres se ven, hablan, pero este encuentro, sin que ellos lo sepan, los cambiará para siempre. Caím y Abel no es la historia de dos hermanos. No hay buenos ni malos. Es la historia de dos familias. Una vive de un lado de la valla – tan similar a la nuestra- y los otros viven a kilómetros de distancia, donde no conocemos. Caím y Abel habla de supervivientes. Dos generaciones, dos formas de entender la realidad. En pocos años – desde los ochenta hasta hoy – el mundo ha acelerado hacia un capitalismo global que ha introducido una serie de requisitos inexistentes, y hemos regresado a Europa por lo mejor (o el mejor Oeste) que han decidido qué es bueno y qué no lo es para el resto del mundo. Más allá de la valla no sabemos qué hay, quizás no tengamos miedo, pero preferimos ignorarlo, de este lado de la valla el mundo no es como lo imaginábamos.

Marc Artigau i Queralt